EL ÚLTIMO, Mi Texto.
Cuando decidimos con Gerardo cómo comenzar el año, el nuevo ciclo, acordamos hacerlo con la entrevista a Chris Cutler, que por descuido del artista quedó suspendida en una dimensión no abordada aún.
El ciclo 2023 cerró con muchos procesos iniciados tiempo atrás, y el año terminaba como podía. Recordemos las coyunturas: Argentina cambiaba de timonel y capitán de su barco, retrocediendo 40 años. El aire de estallido al estilo de los días 19 y 20 de diciembre de 2001 circulaba de forma permanente, y el fanatismo por cuentos de hadas se hacía cada vez más presente en todo ámbito. En ese contexto, conversábamos con Chris Cutler, un artista identificado con un color que representa a las mayorías víctimas de los sistemas económicos individualistas, egoístas y, en la mayoría de las ocasiones, nada democráticos.
La primera parte de la charla responde a una forma de trabajo vinculada a la producción de la radio, una radio de antaño: edición, montaje, lógica horaria. Una radio vetusta que ya no nos contiene y que sigue el camino del deterioro constante, más allá de pretender ser lo que ya no es.
Así estábamos en marzo de 2024. Así lanzamos nuestro primer abordaje con Cutler, quien supo decirle unas cuantas cosas a Fripp en los años donde se debatía y discutía de formas y procesos artísticos.
Para nosotros, la charla fue muy interesante en su momento, y al editarla, aún más. Muchas cosas se pierden en la interpretación simultánea y otras se recuperan en la traducción al detalle, con tiempo.
En El RUIDO, siempre nos enfrentamos a los universos de la manipulación y el abordaje de los tiempos subjetivos: los inmediatos de la prensa y los laxos de la meditación y el azar. Aquí llegan a convivir todos estos mundos en total paz y tranquilidad.
«Why play music, what’s the point?»
— CHRIS CUTLER
Decidimos que íbamos a partir en dos la entrevista, las poco más de dos horas de charla con el artista vía Google Meet, con la cual nos desquitábamos por habernos dejado plantados. Cosas del azar manipulado. Quizás en noviembre, a la hora señalada, en otro universo, la charla se dio con total normalidad y fue de una hora, todo porque la alarma de Cutler sonó, él la escuchó y se conectó. Pero no fue así. En nuestro verso, el viejo habló con nosotros dos horas, y nosotros sentimos que nos cobrábamos esa “pera”. Chris se conectó sin chistar y, cuando terminó la primera hora, apenas se tomó tres minutos de pausa.
Es en ese momento donde ocurre algo particular: pocos artistas nos han preguntado por nuestro background, qué hacemos, cómo trabajamos, cuáles son nuestros procesos o, como me preguntó él: “¿Cómo trabajan esta entrevista luego? ¿Es solo un programa de entrevistas o es de música?”
A lo largo de 2024, pocos han sido los artistas que han navegado esas aguas también, los que no conocen el proyecto. Nobleza obliga mencionarlo. Y es ahí donde no pocas veces nos encontramos comentando que es un programa de radioarte, con anclaje en la música experimental, que promueve artistas de todo rango y se especializa en entrevistas donde se conversa de temas comunes como los procesos de creación de obra. Y, además, quienes convocan también son artistas, por lo que sería una charla de pares.
En el caso de Cutler, la pregunta fue personal. Chris conoce a Gerardo desde fines de los 90, cuando lo entrevistó junto a Fred Frith. Intercambiaron correos en varias oportunidades, además de otras interacciones vinculadas a la traducción de su libro File Under Popular.
No es la conciencia lo que determina su existencia, sino la existencia lo que determina su conciencia. Y a lo largo de los años, esta nave se ha ido configurando en relación con ideas que iban surgiendo a través de intereses comunes, de coyunturas dadas, de urgencias, de ensayos y errores, de azar y de mucho trabajo de edición. Y si en algo en El RUIDO somos muy buenos, es en editar.
Desde hace un tiempo, a esta parte, comenzamos a hacer números en este proyecto: las cosas que generó, los lugares por los que navegó y por los que naufragó. Años de trabajo sin fines de lucro, más de 200 entrevistas a artistas de todos los géneros, niveles y escalas, una marcada agenda de género donde a lo largo de cada ciclo los artistas consultados, invitados o entrevistados debían ser al menos en un 60%, mujeres y diversidades, algunas actuaciones en vivo, acompañamiento y desarrollo artístico a otros artistas, composición de obras y una vasta producción de sentido con el único fin de llevar y compartir saberes a todos los niveles con todos los artistas posibles de todas las disciplinas que nos llamaran la atención. Porque creemos que todos podemos aprender de todos, que no nacimos ilustrados y que aprendemos hasta que partimos.
Así es como, con Cutler, la tripulación de esta nave pasa a retiro, como el modelo NX-01 Enterprise, para dar lugar a otros modelos como la NCC-1701. Para cambiar de traje, de equipo, de maquetas, para seguir explorando nuevos rumbos, reformular nuestras experiencias y proyectarlas para compartirlas con todos nuestros vínculos.
Muchos de ellos comenzaron siendo audiencia, otros invitados a compartir, algunos simplemente turistas.
En este momento, nos toca irnos a dormir, a descansar. Aún hay mucho camino por recorrer y muchos rumbos por explorar.
No es una despedida, es un transbordo de nave.
Larga vida y prosperidad.
El RUIDO es el Mensaje
“Los rastros de los que se fueron no están aquí. Voy andando hacia el Hain de Ham-nia.”
ORÍGENES, obra grafica de Verónica Fierro Vilches (IG)
Mi texto, El ÚLTIMO.
Conversar con el músico británico Chris Cutler era algo muy necesario en un espacio como El RUIDO. Su aporte a la acción y el pensamiento sonoro-musical de las últimas décadas en Occidente es incontestable e ineludible, avalado por los múltiples roles que ha asumido en su recorrido por el planeta: músico, teórico, gestor cultural y, desde hace no pocos años, hombre de radio. Anclado en un sólido fundamento marxista, su postura crítica ha alimentado no solo una forma de pensar lo artístico-creativo, sino articularlo en una práctica contundente y desafiante, a la vez.
Sus entregas como parte de múltiples agrupaciones, ensambles y proyectos, así como en su labor solista, acogen corrientes que, en su momento, podrían parecer tremendamente dispares. El rock, el jazz, la música docta del siglo XX, el folklore, el Hörspiel y la improvisación libre, por mencionar algunas, se funden en una expresión nada complaciente y ferozmente anti-industrial, una experiencia directa, frontal y contestataria. Una comunicación libre de las reglas del espectáculo, concebida más bien como una verdadera interpelación al espectador, diálogo que oficia, a la vez, como instancia de aprendizaje y factor de cambio, donde el grito, la reivindicación de las clases sociales oprimidas, el virtuosismo y el juego, cobran igual lugar e importancia.
Ante tal claridad conceptual y una disposición reflexiva forjada durante décadas, compartida en múltiples medios —en lo fundamental, escritos y autogestionados, práctica limitada a ciertos espacios en nuestros ecosistemas— no podíamos sino considerarlo para esta temporada, que corona así quince años de una gesta llevada adelante contra viento y marea. El entorno político, como lo contextualiza Franco desde Argentina, tenía en Chile un segundo proceso plebiscitario en pos de un cambio constitucional, con una propuesta que resultaba ser peor que la que nos gobierna desde 1980. Este gatopardismo de manual que vivimos, finalmente, fue el telón de fondo que nos reunió aquella tarde de diciembre.
Esta conversación también significaba algo muy importante desde lo personal. Supe de la existencia de Cutler en 1994, cuando Diego Contreras, a la sazón bajista de Agrupación Ciudadanos —eslabón perdido entre Los Jaivas del box set La Vorágine (2003) y tendencias más instrumentales noisy de la década de 1980— puso en mis manos un ejemplar de su primer libro, la colección de ensayos File Under Popular. Theoretical and Critical Writings on Music.
Leerlo a esas alturas de mi vida, con veinticinco años de edad, tras haber participado hacía dos y algo en mi primera experiencia radial, encontrándome en plena investigación sobre la obra de Joni Mitchell para mi memoria de título de Profesor de Inglés y haber visto días atrás el documental Step Across The Border en el Cine Arte Normandie, terminó por abrir de par en par un horizonte que, a medida que avanzaba y contrariamente a lo que se me decía, no hacía sino expandirse en posibilidades.
Con su lectura, Cutler me decía que no solo era posible tener una obra creativa y derivar hacia donde la curiosidad nos llevara, sino que era pertinente y perentorio hacerlo, en cuanto formato se pudiera, sin compartimentalización artificial, permitiéndole crecer y desarrollarse en plenitud, acogiendo por igual flujos y reflujos. Así como el ejemplo de Sun Ra y su Arkestra encendió cosas que él ya tenía dentro, como diría Juana Molina, su ejemplo hizo lo mismo en mi caso.
Años después de su visita en 1997, junto a Fred Frith, donde conversamos por primera vez en directo tras un discreto ir y venir de cartas, retomé contacto vía correo electrónico para proponerle doblar al español latino Plunderphonia, un ensayo no disponible en libro en ese momento, sino en su sitio web y que, al igual que el File…, me dio vuelta la cabeza y brindó marco teórico a una actividad que venía cultivando en interiores desde fines de 1980, cuando grabé mis primeras incursiones en el sonido tomado, como terminamos denominando la práctica durante la década de 2010.
Tal posibilidad no se concretó sino hasta 2020, cuando, junto a Pablo Abufom, Simón Palominos e Ignacio Ramos, logramos dar cauce a una versión en español del File…, sumando el texto ya mencionado y The Road to Plunderphonia, publicado digitalmente en 2010 por la Radio Web MACBA. El financiamiento del Fondo del Libro y la Lectura solo contemplaba la traducción, por lo cual el volumen sigue a la espera de publicación y distribución. Conversar con él tras esa muestra de confianza, simbolizada en su expedita autorización a trabajar esta versión del libro, me parecía una sentida necesidad y una reivindicación.
«Just LISTEN, makes sense, after all…»
— CHRIS CUTLER
Tal como lo señala Franco en su texto, el diálogo fluyó, a pesar de todas las dificultades iniciales. Nos enorgullece haber facilitado un espacio que le permitiera no solo a él, sino a cada persona que invitamos, explayarse con total libertad respecto a temas que les parecían relevantes, libres de las presiones y ataduras que pueblan las dinámicas radiales en la actualidad. En ese entendido y factor de convergencia, pensamos que el medio tiene la obligación de difundir el quehacer de cada quien, y con tal finalidad le busca, investiga e invita, sin necesidad de excusas, como promover su labor más reciente o la existencia de esa coyuntura para dar el paso. Ese es, finalmente, el deber del medio, no un favor ni mucho menos caridad.
Esta fue, sin lugar a dudas, la primera lección que aprendí en radio, encarnada por el también músico y compositor popular Cristián Rosemary del Pedregal, quien, al igual que Franco, compartiera generosamente conmigo su tribuna a comienzos de la década de 1990.
Hoy, que celebramos esta fiesta de 15, quiero permitirme una última reflexión y muestra de gratitud. La invitación a participar del espacio llegó en uno de aquellos momentos que, como humanos, siempre intentamos evitar. Tras preguntarme, en medio de una conversación electrónica, en qué estaba mi podcast misceláneo Esto lo puede hacer cualquiera (2da temporada), respondí que lo tenía en pausa indefinida dada la inminente partida de mi mamá, a raíz de un cáncer que se manifestó demasiado avanzado y, por ende, sin posibilidad de acciones remediales. La serie de cápsulas 5’ los puede hacer Cualquiera constituyó una ventana que me permitió atravesar esa partida e iniciar un duelo que se cerró hace poco más de una semana, con mi papá abandonando feliz esta dimensión, presto a reencontrarse con su amada.
La profundización de esta colaboración, traducida en dos años de conversaciones respecto de procesos creativos, realizadas en forma horizontal y genuinamente interesada, con distintas personas, en distintos idiomas y localizaciones, no es sino un regalo que, siento, cierra con creces un ir y volver de la acción radial que he desarrollado en el lapso de 33 años, donde descubro que las preguntas y claves que lo movilizaron todo este tiempo fueron siempre las mismas. Y pudimos, por otro lado, derribar gustosos el absurdo mito de la rivalidad entre Chile y Argentina, que de tanto en tanto se reflota para beneficiar intereses que no responden a nuestros pueblos ni sus necesidades.
Que siga, entonces, El RUIDO siendo Mensaje con los múltiples ropajes que quiera adoptar en este ciclo y los que vengan. Esto no es el fin, sino el descanso que anuncia un nuevo despertar.
¡Salud!